Eres Mucho Más de lo que Crees
“Muchas personas dedican la vida a actualizar un concepto de lo que ellas deben ser, en vez de actualizarse ellas mismas como son.” (Fritz Perls)
Desde la infancia pretendemos personificar un papel que difiere de cómo realmente somos. Cada uno juega a ser el hijo perfecto o cualquier otra fantasía. Sin darte cuenta, te has ido moldeando a una idea que tú mismo has creado con lo que has elegido entender de los comentarios de tu familia, tus amigos y tus profesores.
Paulatinamente, se ha atenuado la inocencia de querer explorar el espacio lejano o reinar desde un castillo majestuoso entre personajes de fábula. Así se contagió el deseo con el deber con un cáncer que se atece los sueños infantiles de disfrute para que se transformen en objetivos inalcanzables.
Las polaridades existen para que nos comprendamos y nos conozcamos. No hay día sin la noche, ni izquierda sin la derecha. Cuando tratas de ser de una manera, reniegas reconocerte tal y como eres. Al igual que cuando te encuentras mal y rechazas tu sentir con una sonrisa como la de Pierrot. Aunque haya alguien que tiene más ‘derecho’ a llorar, la comparación sólo te sirve para distanciarte de ti. La tristeza es la toma de consciencia que despierta tu autenticidad. Aceptar las emociones es balancear lo que te agrada con lo que no.
Los finales felices son de Hollywood. Tu aventura comienza cuando te quitas la venda del positivismo. Conectar con tus miedos profundiza el conocimiento de tus motivaciones. Tu ira es la herramienta perfecta para expresarte sin tapujos. El desprecio que crees que sientes por otros te enseña lo que rechazas de ti. La sorpresa sólo lo sentirás cuando te abres de para en par a cada experiencia que la vida te otorga.
Soltar el desdén de la tristeza te invita a apreciar tus polaridades y, por tanto, equilibrarlas y estar en paz contigo mismo, amainar la tormenta de tus emociones y alimentarte del fruto de tu paraíso del sentir.
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